Guía práctica: lo que debes saber antes de empezar a tomar suplementos alimenticios

https://thefoodtech.com/wp-content/uploads/2022/03/suplementos-alimenticios-scaled.jpg

Hoy en día, los complementos nutricionales han pasado a ser una parte establecida en el ámbito del bienestar y la salud. Desde colágeno en polvo hasta gomitas que aseguran mejorar el sistema inmunitario, su aparición en las redes sociales, en los anaqueles de supermercados y en prácticas personales es cada vez más perceptible. No obstante, antes de añadir estos productos al régimen diario, es esencial comprender su propósito real, limitaciones y posibles peligros. A continuación, se exponen cinco sugerencias importantes que se deben evaluar antes de iniciar el consumo de suplementos.

La alimentación debe ser la primera fuente de nutrientes

Los complementos nutricionales no están hechos para sustituir una alimentación balanceada, sino para añadir cuando sea necesario. En situaciones comunes, los nutrientes esenciales pueden ser adquiridos mediante alimentos completos, que proporcionan beneficios complicados de imitar con complementos individuales. Por ejemplo, el pescado con alto contenido graso no solo proporciona ácidos grasos omega-3, sino también proteínas, vitaminas y minerales que interactúan de manera sinérgica en el organismo.

En este sentido, los intentos por reproducir los efectos positivos de frutas y vegetales en cápsulas no han tenido el mismo éxito que una dieta basada en alimentos reales. No obstante, hay situaciones específicas donde los suplementos son recomendados por profesionales de la salud. Entre los más comunes se encuentra el ácido fólico en mujeres embarazadas, la vitamina D durante los meses de invierno y la vitamina B12 para personas que siguen una dieta vegana estricta.

El exceso de suplementos puede ser perjudicial

Uno de los riesgos más comunes del uso indiscriminado de suplementos es la posibilidad de sobreconsumo. A diferencia de los alimentos, es más sencillo ingerir una cantidad excesiva de vitaminas o minerales mediante cápsulas o comprimidos, lo cual puede ocasionar efectos adversos tanto a corto como a largo plazo.

Vitaminas solubles en lípidos como la A, D, E y K tienen la capacidad de acumularse en el cuerpo, causando problemas como daño en los riñones, hígado o trastornos en los huesos. Incluso las vitaminas que son solubles en agua, como la B6, pueden tener efectos adversos si se ingieren en grandes cantidades durante mucho tiempo. Muchas personas no se someten a pruebas médicas regularmente para controlar sus niveles de nutrientes, lo que aumenta la probabilidad de desarrollar síntomas avanzados sin haber identificado un problema subyacente.

La fiabilidad de la información en redes sociales no está garantizada

La proliferación de contenido relacionado con salud en plataformas digitales ha facilitado el acceso a recomendaciones, pero también ha incrementado la circulación de información errónea. Muchas de las afirmaciones que se hacen sobre suplementos carecen de respaldo científico y utilizan términos como «natural», «detox» o «potenciador inmunológico», que tienen más valor comercial que médico.

El mercadeo a través de influenciadores y los enfoques empresariales como el marketing de multinivel (MLM) pueden conducir a los consumidores a decidirse por recomendaciones anecdóticas, en vez de fundamentarse en pruebas científicas. Aunque hay regulaciones vigentes para la publicidad, la vigilancia y el cumplimiento de estas reglas son insuficientes, lo que permite la difusión de mensajes exagerados o poco veraces.

El sector da más importancia a las ventas que a la salud pública

El valor comercial del mercado global de suplementos supera los 100 mil millones de dólares, lo cual refleja su crecimiento acelerado, pero también revela sus motivaciones económicas. Muchas marcas invierten más en estrategias de marketing que en investigación clínica, lo que genera una desconexión entre los beneficios reales de un producto y las promesas publicitarias.

Aunque hay complementos que han demostrado su efectividad, como el hierro o la vitamina D en algunas situaciones clínicas, la mayoría de los productos conocidos no tienen suficiente apoyo y son recomendados por individuos sin conocimientos profesionales en nutrición. Esto demuestra que muchas compañías se enfocan principalmente en incrementar sus ventas en lugar de realmente mejorar la salud de los consumidores.

No todos los complementos son adecuados para cada persona

El que un suplemento se ofrezca sin receta no indica que sea seguro. Hay productos que pueden tener interacciones perjudiciales con fármacos o ciertas condiciones de salud. Un ejemplo es la hierba de San Juan, que puede disminuir la efectividad de anticonceptivos, antidepresivos o terapias para la presión arterial alta. Además, la vitamina K puede afectar a los anticoagulantes y el hierro en grandes cantidades puede influir en la absorción de antibióticos.

Además, muchos suplementos no han sido evaluados para su uso durante el embarazo o la lactancia, lo que representa un riesgo para la salud materna e infantil. Por ello, es fundamental consultar con un profesional de la salud antes de iniciar cualquier régimen suplementario, especialmente si se tienen condiciones médicas, se está embarazada o tomando medicación.

Una elección que necesita ser fundamentada

El uso de suplementos alimenticios puede resultar útil en situaciones particulares; sin embargo, debe basarse en asesoramiento profesional y no en tendencias o sugerencias infundadas. Lo esencial es determinar si hay una necesidad genuina, hacer pruebas médicas cuando se requiera y, principalmente, enfocarse en mantener una alimentación saludable y equilibrada como fundamento del bienestar nutricional.

Antes de invertir en suplementos costosos que prometen resultados rápidos, es preferible considerar si esos recursos podrían destinarse a mejorar la calidad de los alimentos que forman parte de la dieta diaria. La salud empieza en el plato, no en el frasco.

Por: Martha Patricia

Entradas relacionadas