En un esfuerzo por fortalecer los sistemas locales de salud pública e integrar la diversidad cultural en la formulación de políticas, Ecuador ha iniciado la implementación de un enfoque intercultural en el marco de la estrategia de Municipios Saludables. Esta iniciativa busca reconocer y articular las prácticas, saberes y necesidades de las comunidades indígenas, afrodescendientes y montubias con las políticas municipales orientadas al bienestar colectivo.
La táctica se elabora con la colaboración activa de autoridades locales y miembros de la comunidad, y busca ajustar los servicios de salud a las particularidades culturales de cada región. Esto conlleva no solo a optimizar el acceso y la calidad de la atención, sino también a incorporar saberes ancestrales, idiomas nativos y prácticas de salud tradicionales como parte de un sistema más incluyente y representativo.
El modelo de Municipios Saludables, adoptado por Ecuador en línea con experiencias de otros países de la región, se basa en una visión integral del bienestar. No se limita únicamente al acceso a servicios médicos, sino que promueve políticas públicas que garanticen condiciones saludables de vida, como el acceso a agua segura, alimentación adecuada, espacios públicos seguros, vivienda digna y participación ciudadana.
El método intercultural integrado en esta estrategia toma en cuenta la diversidad étnica y cultural del país, donde más de un cuarto de la población se reconoce como perteneciente a algún grupo indígena, afrodescendiente o montubio. Históricamente, estas comunidades han encontrado obstáculos estructurales para acceder a servicios de salud culturalmente adecuados, lo que ha resultado en desigualdades continuas en índices de salud.
La propuesta incluye un conjunto de medidas específicas, como la capacitación del personal médico en habilidades interculturales, la adaptación de establecimientos de salud con áreas para prácticas tradicionales, la conversión de material educativo a idiomas nativos, y la elaboración de comités técnicos que conecten a las autoridades locales con líderes de las comunidades y ancianos sabios.
Un componente clave del proyecto es la consulta y participación directa de las comunidades en la identificación de prioridades y en la elaboración de planes de acción. Esta dinámica busca evitar la imposición de modelos externos y promover soluciones adaptadas a cada contexto sociocultural.
Algunos municipios ya han comenzado a implementar este enfoque de manera piloto. En territorios de la Sierra y la Amazonía, se están desarrollando experiencias que integran la medicina ancestral con los servicios de salud convencional. Asimismo, se han iniciado campañas de promoción de la salud en idiomas indígenas, enfocadas en temas como la prevención de enfermedades transmisibles, nutrición infantil y salud materna.
El desarrollo de Municipios Saludables con enfoque intercultural también implica fortalecer la gobernanza local. Se alienta a los gobiernos municipales a asumir un rol protagónico en la planificación y coordinación intersectorial, involucrando a áreas como educación, ambiente, agua y saneamiento, planificación urbana y desarrollo económico.
Las entidades nacionales ven esta táctica como una oportunidad para restablecer la confianza entre el sistema de salud y las comunidades que han sido históricamente desatendidas. Se anticipa que este esfuerzo ayude a cerrar las desigualdades en salud, prevenir enfermedades a largo plazo, y fomentar ambientes seguros y saludables para todas las personas, sin importar su origen étnico o cultural.
Con la ampliación del programa a más cantones y provincias, se espera establecer un sistema para buenas prácticas, realizar un seguimiento colaborativo de los resultados y coordinar con otras políticas sociales. El enfoque intercultural se destaca como un elemento fundamental, en lugar de ser un añadido, en la transformación del modelo de atención de salud comunitaria en Ecuador.
Con esta propuesta, el país progresa hacia una perspectiva de salud como un derecho común, donde la valorización de la diversidad cultural y el refuerzo del entramado social son esenciales para el bienestar de las comunidades en sus regiones.