El suministro de agua potable comienza a restablecerse gradualmente en el sur de Quito, luego de la activación del proceso de potabilización en la planta El Troje. Esta medida, adoptada por las autoridades municipales y la empresa encargada del abastecimiento, marca un paso clave en la superación de la crisis hídrica que ha afectado a más de 700.000 habitantes durante varios días.
La situación de emergencia surgió debido a un deslizamiento de tierra en el área de El Cinto, el cual tuvo lugar el 17 de julio pasado. Este evento afectó la infraestructura encargada de transportar agua sin tratar entre las represas de Mica y Papallacta y la planta de tratamiento de El Troje. El incidente forzó la suspensión del sistema de distribución, privando del servicio a grandes sectores del sur y centro de la capital de Ecuador.
En respuesta a esta situación, la municipalidad junto con los equipos técnicos desarrollaron una opción diferente para garantizar el abastecimiento. La táctica implementada implicó transportar agua sin tratar desde la represa de Mica hasta la planta El Troje, situada en el sector sur de la ciudad. En esta planta, el agua comenzó a ser potabilizada y enviada a los depósitos de reserva.
Los especialistas comunicaron que llenar los depósitos de agua podría llevar de 24 a 36 horas antes de que el líquido llegue a los hogares. La duración estará sujeta a la presión con la que el sistema consiga enviar el suministro a las comunidades perjudicadas, además de la demanda acumulada en las residencias después de varios días sin abastecimiento.
En paralelo, se mantienen operativos los tanqueros que recorren las zonas más vulnerables, entregando agua en coordinación con las juntas barriales y comités de emergencia locales. Más de 100 unidades de abastecimiento han estado activas durante la crisis, priorizando hospitales, escuelas y centros de acogida.
Desde el gobierno local se comunicó que la situación de emergencia sigue vigente, aunque el restablecimiento parcial del servicio ofrece la posibilidad de una pronta recuperación. Sin embargo, se aconseja a la comunidad continuar con las medidas de conservación de agua en los días siguientes, hasta que el sistema se haya normalizado por completo.
La planta El Troje, que normalmente procesa cerca de 4.500 litros por segundo, ha sido optimizada para enfrentar esta coyuntura. Parte del personal técnico ha trabajado de forma ininterrumpida desde que ocurrió el deslizamiento, con el objetivo de garantizar la calidad del agua distribuida y evitar riesgos sanitarios.
Aparte de las tareas de emergencia, se está progresando en la reparación del tramo dañado en El Cinto, a pesar de que las autoridades señalan que esta obra requerirá varias semanas por la gravedad del daño geológico. Se llevan a cabo investigaciones adicionales para analizar la estabilidad del suelo y evitar que sucedan incidentes similares en el futuro.
La ciudadanía ha expresado su preocupación por la frecuencia de este tipo de incidentes y la vulnerabilidad del sistema hídrico capitalino. Ante ello, voceros del cabildo han reconocido la necesidad de inversiones a largo plazo en infraestructura y prevención, incluyendo sistemas redundantes y mecanismos de monitoreo permanente.
Mientras tanto, la reanudación parcial del servicio supone un respiro para miles de familias que sufrieron limitaciones severas en sus rutinas diarias. Las autoridades han asegurado a la población que recibirán información continua a través de medios oficiales, proporcionándoles actualizaciones regulares sobre la restauración completa del suministro.
Con este progreso, Quito avanza de manera significativa hacia la restauración de uno de los servicios básicos más fundamentales, en un entorno caracterizado por la vulnerabilidad de sus sistemas naturales y la presión del desarrollo urbano.